December 02, 2023 11:09
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(...) como dijimos aquí hasta el hartazgo, el voto de Milei fue el voto “anticasta” (en primera vuelta) más el voto “cambio como sea” en la segunda. Aquí no aparece “el ajuste”; aparece la necesidad de salir de la mala situación reinante pero no se sigue de allí un acuerdo con el contenido de las medidas que se implementarán para salir. De hecho, si bien no se sabe en qué porcentaje, no fueron pocos los que votaron a Milei en tanto incapaz de hacer lo que promovía. Lo habíamos dicho aquí también. Ese voto era una suerte de valoración de la impotencia, casi un resguardo. Donde sí aparecía la idea de ajuste era en el voto duro mileista, en aquel 30% que podría verse como un voto plebeyo antiprivilegios. “De la patria es el otro” a “El ajustado es el otro” significaba, entonces, que votar “anticasta” era votar que el ajuste lo pague la política. Todo esto basado, claro, en la objetivamente poco fundamentada noción de que los problemas macroeconómicos de la Argentina obedecen al “gasto de los políticos”. Pero aun equivocados, se trataba de una revancha: “Que la paguen ellos”. ¿Esperanza de bienestar? Ninguna. Más bien, necesidad de hacer tronar el escarmiento. (...) Read more
(...) como dijimos aquí hasta el hartazgo, el voto de Milei fue el voto “anticasta” (en primera vuelta) más el voto “cambio como sea” en la segunda. Aquí no aparece “el ajuste”; aparece la necesidad de salir de la mala situación reinante pero no se sigue de allí un acuerdo con el contenido de las medidas que se implementarán para salir. De hecho, si bien no se sabe en qué porcentaje, no fueron pocos los que votaron a Milei en tanto incapaz de hacer lo que promovía. Lo habíamos dicho aquí también. Ese voto era una suerte de valoración de la impotencia, casi un resguardo. Donde sí aparecía la idea de ajuste era en el voto duro mileista, en aquel 30% que podría verse como un voto plebeyo antiprivilegios. “De la patria es el otro” a “El ajustado es el otro” significaba, entonces, que votar “anticasta” era votar que el ajuste lo pague la política. Todo esto basado, claro, en la objetivamente poco fundamentada noción de que los problemas macroeconómicos de la Argentina obedecen al “gasto de los políticos”. Pero aun equivocados, se trataba de una revancha: “Que la paguen ellos”. ¿Esperanza de bienestar? Ninguna. Más bien, necesidad de hacer tronar el escarmiento. (...)