17/04/2019
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"Me crié en un hogar evangélico, dónde se le había enseñado a mi familia que toda la espiritualidad mapuche era pagana. A los 18 años me fui al campo a visitar tíxs, abuelxs que vivían en comunidad en la Lof de Arecón Grande, provincia de Río Negro. Llegué en el comienzo de una ceremonia que hace el pueblo mapuche para repactar la convivencia armónica con la tierra. Cuatro días bailando alrededor del fuego sagrado sin parar, de estar comiendo en semicírculo. No paré de llorar, me había encontrado con mi pueblo. Sentí que esa era yo, que me habían arrebatado esa verdad y que yo había llegado al medio del desierto a buscarla, sin saberlo. Y ahí amé a mi pueblo y nunca más me separé de ese camino identitario". https://marencoche.wordpress.com/