La dupla Cadelli-Pérez se comunicó con la pastoral social de la iglesia católica en la figura de su titular #RubenMarchioni. Y se planteó la integración del ARS al esfuerzo general del combate contra el hambre utilizando la capacidad ociosa de sus cocinas, que darían abasto para más de 9.000 bocas/día si se las empleara intensivamente. Sorprendido por tamaña capacidad ociosa, el religioso tomó debida nota del, hasta ese momento, invisible potencial del #ARS. También, con perseverancia casi conmovedora, la dupla Cadelli-Pérez se reunió con la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica en la persona de su titular, Fernando Peyrano, y su jefe de gabinete, Guido Giorgi. La sinergia del ARS y la Agencia en lo que es promoción y desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa poco tardó en apoderarse del encuentro, que se prolongó más de lo previsto. La excelencia de la historia productiva y la formación industrial de la fábrica brillaron muy alto, pero teniendo a la vista que las mismas no pueden ser mejores ni peores que las de sus proveedores. Siendo la Agencia la responsable de
dar créditos y subsidios al tiempo que es heredera de una gravosa deuda, el jubilado y el trabajador le
expusieron la disponibilidad material y profesional del ARS de colaborar fácticamente con la tarea mientras
la cuestión financiera se resuelve. Los antecedentes de excelencia, obtenidos a partir de la construcción de
buques militares bajo normas de la NATO y componentes nucleares con las de la AIEA, así se lo permiten.
La rosca de ambiciones ha tomado un vuelo injustificado. Aeronáutico, podría decirse. Responsables
político-gremiales de la parálisis del ARS quieren a Pérez encadenado en su taller, y a Cadelli internado en un
geriátrico. Menos esos dos, cualquiera parece bueno para conducir la fábrica: Cancellieri, Seimandi, Antimi,
Tettamanti, Basteiro, Bilardo, Guido Zuller. Cualquiera. Pero la prepotencia de trabajo de ambos no amaina,
y sigue dando buen rumbo a una fábrica que, sin ellos, estaría invadida por la debilidad y la tristeza cuando
deben reinar la fuerza y la alegría. Inocentes que nunca faltan, abotagados por su ingenuidad, creen que es
un debate de personas, no de proyectos. Pero lo cierto es que, mientras Cadelli-Pérez han dado testimonio
público de lo que piensan respecto de todo, sus competidores solo han conspirado, restringiéndose a la
maledicencia y el desmerecimiento en los pasillos contra el dúo que se irguió sobre sus propios pies, sin más
herramientas que su honestidad, construida con la propia conducta, y su capacidad, adquirida en el trabajo
fecundo. La situación es harto injusta, se sabe. Pero quizás también sea fluida. Ninguno de los dos afloja.