La semana pasada, a las 20hs comenzaron a resonar cacerolas en distintos balcones y ventanas. No reclamaban la falta de agua en la villa 31, ni las rebajas salariales que están aplicando algunos empresarios y negociando algunos gremios. Se trata de un sector de la población argentina que rechaza lo que muchos medios hegemónicos denominaron - ¿por error?- “la liberación de presos”. “En todo esto no se pone en cuestión las condiciones en las que están los detenidos, sino por el contrario que se debe aislar a una parte de la sociedad como modo necesario para resguardar la seguridad de todos", dijo Florencia Beltrame, Socióloga, docente del Seminario de Justicia y Derechos Humanos de la UNLa, trabajadora de Instituto de Justicia y Derechos Humanos, y parte del Tribunal Experimental Internacional en mediación de la UNLa. Y agregó: "Es una tendencia que se dio en los últimos años, que se denomina populismo penal, e implica abordar los temas de seguridad a través de medidas cada vez más severas, de tolerancia cero o mano dura. Esta serie de medidas no ha mostrado éxito en bajar los niveles de conflictividad social o el delito, sino que muchas veces funciona agravando la situación y provocando la reproducción de la violencia. Esto también fomenta a la estigmatización de las personas que están en situaciones de encierro y una reproducción de la desigualdad social”.
Entrevista a Jorge Perano abogado y docente de la UNC. "Lo que dice el informe, es lo que surge a simple mirada. Y es algo que lamentablemente va seguir agravándose... Cada vez hay más gente detenida y no hay construcción de lugares nuevos. Lo único que hay es habilitar más plazas con más gente en el mismo espacio físico." Nils Melzer, el relator de las Naciones unidas, además de visitar distintas cárceles de Argentina, también recorrió otras instituciones de encierro como manicomios e institutos de menores.
El trastorno del sistema de encarcelamiento ha llegado a un punto crítico en el que predomina el hacinamiento, la falta de acceso a derechos básicos como la alimentación y la salud. Además, las condiciones de detención no garantizan una vida digna y la tortura es una práctica sistemática. Todo esto provocó que las comisarías se saturen de detenidos que las cárceles no pueden recibir. El incremento de muertes de personas detenidas ha sido una de las consecuencias más importantes, particularmente en comisarías. En este contexto se produjeron tres muertes este fin de semana: Una mujer detenida en la UP Nº 8 de Los Hornos, un hombre en una comisaría de Salto y un joven asesinado por la policía en Barracas. En el día de hoy hablamos con Rodrigo Pomares, director del programa de justicia y seguridad democrática de la Comisión Provincial por la Memoria, quien compartió detalles sobre la problemática y reafirmó lo necesario que es exigirle a todos los poderes del estado medidas urgentes para revertir la situación.